ASUNCION GARCIA MOLINA
INTERVENCION EN INFANTIL, ADOLESCENTE Y FAMILIA
¿QUÉ ES EMDR?
Fue desarrollado por Francine Shapiro en 1987. Es el acrónimo en ingles de Eye Movement Desensitization and Reprocessing. Acrónimo que da nombre a una técnica psicoterapéutica especialmente indicada para el trabajo con las experiencias traumáticas y que se traduce como: Desensibilización y Reprocesamiento por el Movimiento Ocular.
La información acerca del suceso traumático que ha quedado aislada, se almacena en nuestra memoria en espera a ser atendida, narrada, explicada, legitimada y, consecuentemente, correctamente integrada. Por eso, los acontecimientos traumáticos producen diferentes síntomas como son las somatizaciones, fobias, ansiedad, depresión, trastorno límite, pesadillas, trastorno del sueño, etc. Hablar y pensar sobre estos acontecimientos mediante la Estimulacion Bilateral para después poderse procesar de manera correcta y como consecuencia dar una respuesta adaptativa al entorno sería coger el camino correcto. Y es por eso que, reproducir esas experiencias vividas y no integradas en la consulta, conlleva tan buenos resultados.
El tratamiento EMDR se usa no solo en eventos traumáticos y traumas sino también en ansiedad, pánico, adicciones, depresiones, obsesiones, problemas psicosomáticos, control de impulsos, duelos patológicos, falta de gestión emocional, etc.
El sistema se activaría, esencialmente y de forma natural, durante la fase R.E.M. del sueño con el movimiento sacadico de los ojos, lo cual se estima que favorece la sincronización de la información atesorada en sendos hemisferios cerebrales. En condiciones ideales, la información somatosensorial, emocional y cognitiva quedaría así perfectamente integrada y esto conferiría al individuo la oportunidad de elaborar una respuesta adaptativa en relación a los retos del día a día y de producir aprendizaje. La patología se crearía al bloquearse dicho sistema al que se conoce en la actualidad por el acrónimo P.A.I. (Procesamiento Adaptativo de la Información). El bloqueo supondría que la información referente al suceso que se ha vivido queda aislada del resto de redes neuronales y no integradas. Esta información quedaría almacenada en la memoria implícita.
En el proceso con EMDR, el terapeuta trabaja con el paciente para identificar un problema específico que será el foco del tratamiento. El paciente describe el incidente traumático, a partir del cual es ayudado por el terapeuta para que seleccione los aspectos más importantes y que más lo angustian de dicho incidente. Mientras el paciente hace movimientos oculares (o cualquier otra estimulación bilateral) le vienen a la mente otras partes del recuerdo traumático u otros recuerdos. El terapeuta interrumpe los movimientos oculares cada tanto, para asegurarse que el paciente esté procesando adecuadamente.
El terapeuta guía el proceso, tomando decisiones clínicas sobre la dirección que debe seguir la intervención. La meta es que el paciente procese la información sobre el incidente traumático, llevándolo a una "resolución adaptativa". En las palabras de Francine Shapiro, esto significa:
- Una reducción de los síntomas
- Un cambio en las creencias y
- La posibilidad de funcionar mejor en la vida cotidiana.
El abordaje empleado en EMDR se sustenta en tres puntos:
- Experiencias de vida temprana (pasado).
- Experiencias estresantes del presente.
- Pensamientos y comportamientos deseados para el futuro.
¿QUE ES LA ESTIMULACION BILATERAL?
Es reproducir voluntariamente, y en nuestra consulta, el trabajo que el cerebro realiza espontáneamente en sueno R.E.M.
La estimulación bilateral puede ser:
a) visual (el paciente mueve los ojos de un lado al otro guiado por el terapeuta);
b) auditiva (el paciente escucha sonidos alternados en ambos oídos)
c) kinestésica (el terapeuta golpetea suavemente y en forma alternada sobre las manos o los hombros del paciente).
Esto facilita la conexión entre los dos hemisferios cerebrales logrando el procesamiento de la información y la disminución de la carga emocional.
Son las diferentes maneras de producir lo que es la esencia del funcionamiento de EMDR o de lo que hace nuestro cerebro en REM: la Estimulación Bilateral. Esta es la responsable de esa sincronización hemisférica. Por lo tanto se consigue desensibilizar ante un hecho desbordante y a la vez se da la oportunidad de volverlo procesar de una manera más adaptativa que cuando se vivencio la experiencia traumática. Es decir, lo que se busca con el proceso EMDR es que los hemisferios se hablen entre sí y procesar la información para reducir el problema emocional.
Este supone esencialmente un cambio drástico y duradero en el sistema de creencias del individuo cuando se trabaja adecuadamente con la estimulaciónbilateral. Es decir, las creencias negativas que se instalaron en el momento de vivir la experiencia traumática se convertirán en creencias positivas y adaptativas.
Pues, esto supone estar presenciando, lo que en un principio la experiencia vital se procesó de manera incorrecta, falsa, desadaptativa y con una narrativa incompleta e incoherente, es invertido y transformado en otro muy distinto: el de la saludable integración de la experiencia, con una narrativa, por supuesto, radicalmente distinta, una narrativa coherente, completa, integradora y eficaz adaptativamente hablando.
EFICACIA DE EMDR
La eficacia de EMDR en el tratamiento del trauma ha sido demostrada en diferentes estudios controlados en los cuales se comparaba con tratamientos farmacológicos y diversos métodos de psicoterapia
La Sociedad Internacional de Estudios de Estrés Traumático (ISTSS): en 2003, valoró EMDR como método de categoría A/B.
La Terapia a través del EMDR está avalado por la Organización Mundial de la Salud y las Guías Clínicas Internacionales para el tratamiento del trauma y ha sido reconocido como abordaje eficaz para el TEPT (Trastorno de Estrés Postraumático) por la APA (Asociación Americana de Psicología) y, gracias a la efectividad del abordaje, éste ha sido usado en zonas de conflicto y grandes catástrofes humanitarias para ayudar a las personas afectadas, existiendo un programa específico denominado EMDR-HAP (Humanitary Assistance Program).
En 2010 fue reconocido por el National Registry of Evidence-Based Programs and Practices (NREPP), integrado en el U.S. Departament of Health and Human Services.
En 2012, el Comité Revisor de los Protocolos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) aprobó formalmente la recomendación para emplear el protocolo EMDR en adultos y niños con Trastorno por Estrés Postraumático (TEPT).
¿QUÉ ES EL TRAUMA PSIQUICO?
Es la vivencia de un acontecimiento que produce un impacto emocional o impresión negativa, fuerte y duradera, donde nuestra integridad física y/o moral se ha visto amenazada. Si el hecho traumático no se gestiona adecuadamente (narrar y legitimar la vivencia) generará unas creencias inapropiadas sobre nosotros mismos y sobre nuestro entorno que dejara una huella duradera en nuestro sistema emocional y por consiguiente nuestra respuesta al ambiente será desadaptativa. Es decir, las consecuencia más visible del trauma es que nuestro cuerpo este en continua alerta y que percibamos el mundo como un lugar hostil e impredecible. El trauma no depende de la gravedad del acontecimiento si no de la persona que lo padece, del apoyo emocional que tiene y de los recursos personales que use para procesar el hecho.
Hay varios tipos de traumas:
· Trauma Simple: Aquél producido por un evento único, repentino y externo. Son producidas por incidentes críticos como agresiones sexuales, catástrofes naturales, atentados, accidentes...
· Trauma Complejo: Por exposición prolongada, repetida y extensa a acontecimientos traumáticos. El primer evento es sorpresivo, pero los subsecuentes crean un horror a la anticipación de la recurrencia. Como mecanismo de defensa suele ocurrir la negación, represión o disociación. Las consecuencias de este trauma son autoconcepto lesionado, identificación con el/la agresor/a o vuelta de la agresión contra sí mismo/a. La negación, la furia y la tristeza parecen ser casi permanentes en víctimas de trauma complejo, además de una serie de trastornos cognitivos-emocionales y somatizaciones.
· Trauma Relacional Temprano: Es un patrón crónico de vivencias infantiles frustrantes padecidas de un modo pasivo a manos de personas significativas (figuras de apego) y que cuando se repiten día tras día durante un determinado número de años, pueden adoptar un significado emocional traumático. El origen de este tipo de trauma está relacionado con hechos, aparentemente, de menor importancia. Como por ejemplo: desprotección, humillación, cambio de roles en la familia, etc.
LAS 8 FASES DEL TRATAMIENTO CON EMDR
- Historia del paciente: Recogida de información del paciente.
- Preparación del paciente: Explicación sobre el método, instalación de "Lugar seguro" y/o "Recursos Positivos" y Aumento de la Ventana de Tolerancia.
- Medición: Acceder y medir los aspectos primarios del recuerdo. Reconocer las cogniciones negativas y registrar las cogniciones positivas.
- Desensibilización: Procesamiento de la red del recuerdo y valorar el nivel de perturbación.
- Instalación: Reforzar la cognición positiva.
- Examen corporal: Liberar la tensión residual física.
- Cierre: recuperar un estado de equilibrio, relajarse y aprender a sostener las emociones.
- Reevaluación: Se valora es la eficacia de la terapia en anteriores sesiones.
HAY PADRES BUENOS, BUENOS PADRES Y PADRES BRILLANTES
Entendiendo y respetando las diferentes formas de educar, tan variadas y variopintas como padres existen, la gran mayoría quieren lo mejor para sus hijos, les aman y desean que sean felices. Para eso establecen unas normas y límites que funcionan en cada hogar, creando un sistema único. Una dinámica que será diferente para cada familia. Esa dinámica puede verse modificada y los adultos han de identificar cuándo necesita una revisión.
Las normas y límites que establecen los padres en cada núcleo familiar han de ser claros y directos, además de firmes. Por otro lado, han de revisarse y renovarse cuantas veces sea necesario. Eso sentará las bases de la dinámica familiar propia de cada sistema, que variará en función de la etapa en la que se encuentre y generará un flujo de situaciones. Unas situaciones que estarán a su vez aderezadas de emociones y salpicadas de imprevistos, y constituirán el caldo de cultivo del desarrollo psicoemocional de cada uno de los miembros de la familia.
Buenos padres y padres brillantes
Augusto Cury , médico psiquiatra, terapeuta y escritor, en su libro Padres brillantes, maestros fascinantes, nos da claves para educar jóvenes felices, proactivos, seguros e inteligentes. Además, analiza siete hábitos de los buenos padres y de los padres brillantes.Los niños necesitan padres que hablen su lenguaje y sean capaces de penetrar en sus corazones.
1.- Los buenos padres dan regalos mientras que los padres brillantes dan todo su ser.
Los buenos padres satisfacen, en la medida que sus recursos se lo permiten, los deseos de sus hijos: les compran ropa, juguetes, les hacen fiestas de cumpleaños, les llevan de viaje... Los padres brillantes les dan algo más valioso, algo que no no se compra con dinero, les dan todo su ser, su historia, sus experiencias, comparten sus emociones, su tiempo. Este hábito de los padres brillantes contribuye a desarrollar en sus hijos autoestima, inteligencia emocional, capacidad de manejar las pérdidas y frustraciones, de dialogar y de escuchar.
2.- Los buenos padres alimentan el cuerpo de sus hijos, mientras que los padres brillantes alimentan su personalidad.
Los buenos padres cuidan la alimentación de sus hijos para que sea saludable, los padres brillantes se preocupan por alimentar además la inteligencia y las emociones. Ser culto, tener una buena condición económica, una excelente relación conyugal y proporcionar buenas escuelas no es suficiente para la salud psicoemocional de los hijos. Hay que preparar a los hijos para SER, no para TENER. Este hábito de los padres brillantes contribuye a desarrollar en sus hijos seguridad, capacidad de liderazgo de reflexión, coraje, optimismo, la superación del temor y la prevención de conflictos.
3.- Los buenos padres corrigen los errores de sus hijos, los padres brillantes enseñan a pensar
Al corregir los fallos de los hijos y decir siempre lo mismo, estamos repitiendo palabras, quejas, y a ellos no les hace efecto. Únicamente generan agresividad, frustración y distancia. Hemos de sorprender a nuestros hijos. Emocionarles. Hacerles reflexionar. Este hábito de los padres brillantes contribuye a desarrollar en sus hijos conciencia crítica, capacidad de pensar antes de reaccionar, fidelidad, honestidad, capacidad de cuestionar y responsabilidad social.
4.- Los buenos padres preparan a sus hijos para el aplauso, los padres brillantes los preparan para el fracaso
Los buenos padres preparan a sus hijos para obtener triunfos, buenas notas, éxitos académicos, en el trabajo y en las relaciones sociales. Los padres brillantes son conscientes de que es más difícil afrontar un fracaso y les ayudan a no tener miedo de los fallos. Este hábito de los padres brillantes contribuye a desarrollar en sus hijos motivación, audacia, paciencia, determinación, capacidad de sobreponerse y habilidad para crear y tomar ventaja de las oportunidades.
5.- Los buenos padres hablan, los padres brillantes dialogan
Muchos padres no son capaces de dialogar con sus hijos acerca de sus miedos, pérdidas y frustraciones. Dialogar supone expresarnos, contar experiencias, compartir secretos de nuestro corazón, ir más allá de la conducta. Los padres brillantes, dialogando consiguen desarrollar solidaridad, compañerismo, placer por vivir, optimismo e inteligencia interpersonal.
6.- Los buenos padres dan información, los padres brillantes cuentan historias.
Los buenos padres informan a sus hijos, pero no les cuentan historias, no dialogan con ellos. A los hijos no les hace falta tanta autoridad, dinero o poder, como tiempo y escuchar historias impregnadas de emociones y experiencias de sus padres. Les hacen falta padres brillantes que desarrollan creatividad, inventiva, astucia, razonamiento esquemático, y capacidad para encontrar soluciones.
7.- los buenos padres dan oportunidades, los padres brillantes nunca se rinden.
Los buenos padres pasan por alto los errores de sus hijos. Los padres brillantes nunca se rinden, incluso si sus hijos los desilusionan, comenten errores, no los valoran y sufren trastornos emocionales. Los padres brillantes creen en sus hijos, tratan de ver lo que nadie ve, son sembradores de ideas y no son dominantes con ellos. Desarrollan en sus hijos respeto por la vida, esperanza, motivación, determinación y capacidad de cuestionarse a sí mismos, de superar los obstáculos y los fracasos.
Articulo escrito por Cristina Tabernero Neira, 7 diciembre, 2016
NOTICIAS
La depresión y la ansiedad, entre las principales causas de AVAD en los adolescentes
según el nuevo estudio de Carga Global de Enfermedades, Lesiones y Factores de RiesgoInfocop | 11/12/2020 5:00:00
- Autor: Mochammad Algi
- Fecha descarga: 19/10/2020
Los trastornos mentales (principalmente, ansiedad y depresión) constituyen, por detrás de los accidentes de tráfico, las autolesiones y la violencia interpersonal, una de las diez principales causas de años de vida ajustados por discapacidad entre los adolescentes.
Esta es una de las conclusiones del último Estudio de la Carga Global de Enfermedades, Lesiones y Factores de Riesgo (GBD-Global Burden of Diseases, Injuries, and Risk Factors Study), una evaluación a través de la cual se estima la incidencia, prevalencia, mortalidad, años de vida perdidos (AVP), años vividos con discapacidad (AVD) y años de vida ajustados por discapacidad (AVAD o DALY por sus siglas en inglés), debidos a 369 enfermedades y lesiones, en 204 países y territorios, desde 1990 a 2019.
Tal y como señalan los autores del informe, publicado en la revista The Lancet, en una era de cambios en las agendas globales y mayor énfasis en las enfermedades y lesiones no transmisibles junto con las enfermedades transmisibles, es esencial contar con evidencia sólida y actualizada sobre las tendencias, tanto del progreso como de los patrones adversos, en función de la causa a nivel nacional, para reflejar los efectos de las políticas de salud pública y la prestación de atención médica.
De acuerdo con los datos obtenidos, la salud mundial ha mejorado de manera constante durante los últimos 30 años, medida por los cambios en las tasas de AVAD estandarizadas por edad. Si bien la salud ha mejorado, teniendo en cuenta el crecimiento y el envejecimiento de la población, el número absoluto de AVAD se ha mantenido estable. A juicio de los autores del estudio, los formuladores de políticas deben ser conscientes de que el número de AVAD representa la carga de morbilidad que deben gestionar los sistemas de salud del mundo.
Los diez impulsores más importantes del aumento de la carga (es decir, las causas que han registrado los mayores aumentos absolutos en el número de AVAD entre 1990 y 2019) incluyen seis causas que afectan en gran medida a los adultos mayores (cardiopatía isquémica, diabetes, accidente cerebrovascular, enfermedad renal crónica, cáncer de pulmón y pérdida auditiva relacionada con la edad), mientras que las otras cuatro causas (VIH/SIDA, otros trastornos musculoesqueléticos, lumbalgia y trastornos depresivos) son comunes desde la adolescencia hasta la vejez.
A pesar de que estas diez afecciones han contribuido con el mayor número de AVAD adicionales durante el período de 30 años, tan solo el VIH/SIDA, otros trastornos musculoesqueléticos y la diabetes han experimentado grandes aumentos en las tasas de AVAD estandarizadas por edad, con un incremento del 58,5% para el VIH/SIDA, del 7% para otros trastornos musculoesqueléticos y del 4% para la diabetes.
Sin embargo, la carga del VIH/SIDA alcanzó su punto máximo en 2004 y se ha reducido sustancialmente después de la ampliación mundial del tratamiento antirretroviral (TAR). Los cambios en las tasas estandarizadas por edad para la enfermedad renal crónica, la pérdida auditiva relacionada con la edad y los trastornos depresivos han sido pequeños. Se observa también una reducción sustancial en las tasas estandarizadas por edad en la cardiopatía isquémica, el accidente cerebrovascular y el cáncer de pulmón.
Aunque la mayoría de las diez causas principales de AVAD son las mismas para ambos sexos en 2019, se observan algunas variaciones en función del género: los accidentes de tráfico (en el cuarto lugar para los hombres), la cirrosis (en noveno lugar) y el cáncer de pulmón (en el décimo) se encuentran entre las diez primeras solo en el caso de los hombres, mientras que, entre las mujeres, estas causas se sustituyen por lumbalgia (sexto lugar), enfermedades ginecológicas (en el noveno) y cefaleas (en el décimo).
La carga para los niños menores de 10 años se ha reducido profundamente entre 1990 y 2019, en un 57,5%. Los impulsores clave de este progreso incluyen grandes reducciones en las principales enfermedades infecciosas que afectan a los niños (a saber, infecciones de las vías respiratorias inferiores, enfermedades diarreicas y meningitis), cada una de las cuales ha disminuido en más del 60% entre 1990 y 2019. En 2019, los trastornos neonatales fueron la principal causa de carga en este grupo de edad, y representan el 32,4% de los AVAD globales del grupo, pasando del 23,0% en 1990.
El cambio en la carga de morbilidad en la adolescencia ha sido mucho más modesto. Los AVAD se han reducido en un 6,2% en general entre 1990 y 2019. Los AVAD para las enfermedades no transmisibles han aumentado en un 13,1%, mientras que las lesiones y las enfermedades infecciosas se han reducido en un 24,8% y un 18,7%, respectivamente.
Entre las diez principales causas de AVAD en adolescentes de 10 a 24 años, se encuentran los accidentes de tráfico, las autolesiones (cuyo porcentaje se ha reducido durante el período de estudio, según los autores, tal vez debido a un mejor acceso a los servicios de salud mental y una reducción en el acceso a medios de suicidio más letales) y la violencia interpersonal. Los traumatismos causados por accidente de tráfico, el VIH/SIDA, el dolor lumbar, las cefaleas y los trastornos depresivos, también se sitúan entre las diez primeras causas en el grupo de edad de 25 a 49 años.
En la adolescencia se observan también notables diferencias en función del género: mientras que las tres principales causas de AVAD en los jóvenes son los accidentes de tráfico, las autolesiones y la violencia interpersonal, en las jóvenes son los dolores de cabeza, los trastornos depresivos y los trastornos de ansiedad las que se sitúan como las tres principales causas de AVAD.
En el grupo de edad de 25 a 49 años, el VIH/SIDA constituye la segunda causa principal de AVAD en 2019 a pesar del descenso registrado desde 2005. Para acabar con esta enfermedad, que supone una amenaza para la salud pública para 2030, ONUSIDA estima que se necesitaría un aumento sustancial de la financiación mundial, si bien se observa que los países de altos ingresos han reducido su financiación. Se observa que los trastornos por dolor de cabeza ocupan una posición destacada en las clasificaciones AVAD entre los grupos de 10 y 24 años y de 25 a 49 años. El estudio lamenta la poca atención que han recibido estos trastornos en los debates mundiales sobre políticas de salud, manifestando que, si bien no existe cura para estos trastornos, sí se cuenta con tratamientos sintomáticos y preventivos eficaces disponibles.
Las cardiopatías isquémicas, los accidentes cerebrovasculares y la diabetes no se encuentran entre las causas principales en los dos grupos de edad más jóvenes, pero han emergido como los principales contribuyentes a la carga en el grupo de edad de 25 a 49 años y, de manera más prominente, en los grupos de mayor edad (más de 75 años). Estas enfermedades comparten muchos factores de riesgo y enfoques de tratamiento comunes. La carga en los países de ingresos altos ha ido disminuyendo rápidamente desde la década de 1980, pero se ha detectado una recesión más reciente en esta disminución en los últimos 5 años como una explicación importante de la desaceleración en el aumento de la esperanza de vida. A este respecto, el estudio señala que los países de medianos y bajos ingresos aún tienen amplias oportunidades para hacer un mayor uso de las estrategias de intervención eficaces conocidas (control del tabaco, tratamientos para bajar la presión arterial y el colesterol, y respuesta de emergencia y tratamiento para eventos agudos) que han demostrado ser efectivas en los países de ingresos altos. Sin embargo, la creciente prevalencia de diabetes, vinculada al aumento casi omnipresente del índice de masa corporal a nivel mundial, está mitigando el camino hacia la reducción de la carga de enfermedades cardiovasculares.
Por otro lado, las clasificaciones destacadas de la EPOC y el cáncer de pulmón en los grupos de 50 a 74 años y de 75 años o más ponen de relieve la necesidad continua de implementar medidas de control del tabaco y atención para reducir la exposición a la contaminación del aire en interiores y exteriores. Los países de ingresos bajos y medianos ya representan el 62,6% de la carga mundial de EPOC y cáncer de pulmón, y es probable que esta proporción aumente drásticamente en las próximas décadas debido al envejecimiento de la población y al menor control del tabaco y la contaminación del aire. El hallazgo de que las tasas de AVAD del cáncer de pulmón están disminuyendo en el grupo de 50 a 74 años, pero no en los de 75 años o más, puede deberse, probablemente, a un efecto de cohorte; para los autores, esto podría ser alentador si refleja una mayor respuesta al control del tabaco en las generaciones más jóvenes, lo que se traducirá en nuevas disminuciones en los próximos años.
La enfermedad de Alzheimer y otras demencias, junto con las caídas son dos de las 10 principales causas de AVAD solo para las personas de 75 años o más. La capacidad de intervenir mediante la prevención o el tratamiento de la demencia sigue siendo limitada a pesar de un gran esfuerzo de investigación y desarrollo para identificar los fármacos, si bien los esfuerzos continúan. Hay buena evidencia de que una variedad de riesgos modificables (tabaco, inactividad física, riesgos metabólicos y pérdida auditiva) contribuyen al desarrollo de la demencia, pero poca con respecto a la efectividad de las intervenciones que abordan estos factores de riesgo. Las caídas en los ancianos son comunes y están relacionadas con medicamentos psicotrópicos y cardiovasculares, el deterioro cognitivo, la depresión y la fragilidad. En esta línea, la evidencia señala la eficacia de las intervenciones multifactoriales que combinan educación, ejercicio e intervenciones de modificación de la seguridad en el hogar.
Entre los 50 y los 74 años, los trastornos depresivos junto con el cáncer de mama y otros trastornos musculoesqueléticos, aparecen entre las diez primeras causas solo en el caso de las mujeres, mientras las lesiones, la cirrosis y la tuberculosis se ubican entre las diez primeras para los hombres.
El estudio advierte de que la discapacidad se está convirtiendo en un componente cada vez más importante de la carga de morbilidad. Para sus autores, el problema más importante es que la mayor parte del enfoque de la salud pública mundial se ha centrado en las intervenciones para salvar vidas, dirigidas a las principales causas de muerte. Los principales factores que contribuyen a la discapacidad, como las afecciones musculoesqueléticas y los trastornos mentales, están asociados con pocas muertes. A medida que la discapacidad se convierte en un componente cada vez más importante de la carga de morbilidad y, lo que es más importante, en un componente mayor del gasto en salud, se necesita un incremento en la inversión en la investigación para identificar nuevas y más eficaces estrategias de intervención. Con una población mundial que envejece rápidamente, las demandas de los servicios de salud para hacer frente a los problemas discapacitantes, que aumentan con la edad, requerirán que los responsables de las políticas se anticipen a estos cambios. En este sentido, el GBD ofrece información clave sobre los cambios que se necesitarán en los diferentes servicios de salud, en términos de instalaciones y personal adecuadamente capacitado.
El informe concluye señalando que, teniendo en cuenta el crecimiento de la población y los cambios en la estructura de edades, la salud continúa mejorando a nivel mundial. Sin embargo, la carga absoluta de enfermedad y su impacto asociado en los sistemas de salud permanecen decididamente constantes. En esta línea pone de manifiesto la trascendencia de un seguimiento estrecho de las tendencias sanitarias y una cuidadosa evaluación de las políticas de las opciones para contrarrestar las tendencias adversas. Dado que las principales causas de los AVAD, así como las soluciones, difieren sustancialmente entre los grupos de edad, sus autores destacan la necesidad de formular políticas para las diferentes fases del curso de la vida.
Se puede acceder al informe completo desde la página Web de The Lancet, o bien directamente a través del siguiente enlace:
Global burden of 369 diseases and injuries in 204 countries and territories, 1990-2019: a systematic analysis for the Global Burden of Disease Study 2019
25 DE ABRIL: DÍA INTERNACIONAL DE LA LUCHA CONTRA EL MALTRATO INFANTIL
La OMS advierte sobre el Maltrato infantil
Datos y cifras
- Una cuarta parte de todos los adultos manifiestan haber sufrido maltratos físicos de niños.
- Una de cada 5 mujeres y 1 de cada 13 hombres declaran haber sufrido abusos sexuales en la infancia.
- El maltrato infantil causa alteraciones en la salud mental y física que perduran toda la vida, y sus consecuencias a nivel socioprofesional pueden, en última instancia, ralentizar el desarrollo económico y social de un país.
- Es posible prevenir el maltrato infantil antes de que se produzca, y para ello es necesario un enfoque multisectorial.
- Los programas preventivos eficaces prestan apoyo a los padres y les aportan conocimientos y técnicas positivas para criar a sus hijos.
- La atención continua a los niños y a las familias puede reducir el riesgo de repetición del maltrato y minimizar sus consecuencias.
El maltrato infantil se define como los abusos y la desatención de que son objeto los menores de 18 años, e incluye todos los tipos de maltrato físico o psicológico, abuso sexual, desatención, negligencia y explotación comercial o de otro tipo que causen o puedan causar un daño a la salud, desarrollo o dignidad del niño, o poner en peligro su supervivencia, en el contexto de una relación de responsabilidad, confianza o poder. La exposición a la violencia de pareja también se incluye a veces entre las formas de maltrato infantil.
Magnitud del problema
El maltrato infantil es un problema mundial con graves consecuencias que pueden durar toda la vida. A pesar de las encuestas nacionales recientes en varios países de ingresos bajos y medianos, faltan todavía datos acerca de la situación actual en muchos países.
El maltrato infantil es complejo y su estudio resulta difícil. Las estimaciones actuales son muy variables, dependiendo del país y del método de investigación utilizado. Dichas estimaciones dependen de:
- las definiciones de maltrato infantil utilizadas;
- el tipo de maltrato infantil estudiado;
- la cobertura y la calidad de las estadísticas oficiales;
- la cobertura y la calidad de las encuestas basadas en los informes de las propias víctimas, los padres o los cuidadores.
No obstante, los estudios internacionales revelan que una cuarta parte de todos los adultos manifiestan haber sufrido maltratos físicos de niños y 1 de cada 5 mujeres y 1 de cada 13 hombres declaran haber sufrido abusos sexuales en la infancia. Además, muchos niños son objeto de maltrato psicológico (también llamado maltrato emocional) y víctimas de desatención.
Se calcula que cada año mueren por homicidio 41 000 menores de 15 años. Esta cifra subestima la verdadera magnitud del problema, dado que una importante proporción de las muertes debidas al maltrato infantil se atribuyen erróneamente a caídas, quemaduras, ahogamientos y otras causas.
En situaciones de conflicto armado y entre los refugiados, las niñas son especialmente vulnerables a la violencia, explotación y abusos sexuales por parte de los combatientes, fuerzas de seguridad, miembros de su comunidad, trabajadores de la asistencia humanitaria y otros.
Consecuencias del maltrato
El maltrato infantil es una causa de sufrimiento para los niños y las familias, y puede tener consecuencias a largo plazo. El maltrato causa estrés y se asocia a trastornos del desarrollo cerebral temprano. Los casos extremos de estrés pueden alterar el desarrollo de los sistemas nervioso e inmunitario. En consecuencia, los adultos que han sufrido maltrato en la infancia corren mayor riesgo de sufrir problemas conductuales, físicos y mentales, tales como:
- actos de violencia (como víctimas o perpetradores);
- depresión;
- consumo de tabaco;
- obesidad;
- comportamientos sexuales de alto riesgo;
- embarazos no deseados;
- consumo indebido de alcohol y drogas.
A través de estas consecuencias en la conducta y la salud mental, el maltrato puede contribuir a las enfermedades del corazón, al cáncer, al suicidio y a las infecciones de transmisión sexual.
Más allá de sus consecuencias sanitarias y sociales, el maltrato infantil tiene un impacto económico que abarca los costos de la hospitalización, de los tratamientos por motivos de salud mental, de los servicios sociales para la infancia y los costos sanitarios a largo plazo.
Factores de riesgo
Se han identificado varios factores de riesgo de maltrato infantil. Aunque no están presentes en todos los contextos sociales y culturales, dan una visión general que permite comprender las causas del maltrato infantil.
Factores del niño
No hay que olvidar que los niños son las víctimas y que nunca se les podrá culpar del maltrato. No obstante, hay una serie de características del niño que pueden aumentar la probabilidad de que sea maltratado:
- la edad inferior a cuatro años y la adolescencia;
- el hecho de no ser deseados o de no cumplir las expectativas de los padres;
- el hecho de tener necesidades especiales, llorar mucho o tener rasgos físicos anormales.
Factores de los padres o cuidadores
Hay varias características de los padres o cuidadores que pueden incrementar el riesgo de maltrato infantil, entre ellas:
- las dificultades para establecer vínculos afectivos con el recién nacido;
- el hecho de no cuidar al niño;
- los antecedentes personales de maltrato infantil;
- la falta de conocimientos o las expectativas no realistas sobre el desarrollo infantil;
- el consumo indebido de alcohol o drogas, en especial durante la gestación;
- la participación en actividades delictivas;
- las dificultades económicas.
Factores relacionales
Hay diversas características de las relaciones familiares o de las relaciones con la pareja, los amigos y los colegas que pueden aumentar el riesgo de maltrato infantil, entre ellas:
- los problemas físicos, mentales o de desarrollo de algún miembro de la familia;
- la ruptura de la familia o la violencia entre otros miembros de la familia;
- el aislamiento en la comunidad o la falta de una red de apoyos;
- la pérdida del apoyo de la familia extensa para criar al niño.
Factores sociales y comunitarios
Hay diversas características de las comunidades y las sociedades que pueden aumentar el riesgo de maltrato infantil, entre ellas:
- las desigualdades sociales y de género;
- la falta de vivienda adecuada o de servicios de apoyo a las familias y las instituciones;
- los niveles elevados de desempleo o pobreza;
- la disponibilidad fácil del alcohol y las drogas;
- las políticas y programas insuficientes de prevención del maltrato, la pornografía, la prostitución y el trabajo infantiles;
- las normas sociales y culturales que debilitan el estatus del niño en las relaciones con sus padres o fomentan la violencia hacia los demás, los castigos físicos o la rigidez de los papeles asignados a cada sexo;
- las políticas sociales, económicas, sanitarias y educativas que generan malas condiciones de vida o inestabilidad o desigualdades socioeconómicas.
Prevención
La prevención del maltrato infantil requiere un enfoque multisectorial. Los programas eficaces son los que prestan apoyo a los padres y les aportan conocimientos y técnicas positivas para criar a sus hijos. Entre ellos se encuentran:
- las visitas domiciliarias de enfermeras para ofrecer apoyo, formación e información;
- la formación de los padres, generalmente en grupos, para mejorar sus aptitudes para criar a los hijos, mejorar sus conocimientos sobre el desarrollo infantil y alentarlos a adoptar estrategias positivas en sus relaciones con los hijos, y
- las intervenciones con múltiples componentes, que generalmente incluyen el apoyo a los padres y su formación, la educación preescolar y la atención al niño.
Otros programas preventivos prometedores son:
- los destinados a prevenir los traumatismos craneoencefálicos por maltrato (también conocido como síndrome del bebé sacudido, síndrome del niño sacudido o lesión cerebral infligida por traumatismo). Generalmente se trata de programas hospitalarios mediante los cuales se informa a los nuevos padres de los peligros de zarandear a los niños pequeños y de cómo afrontar el problema de los niños con llanto inconsolable.
- los destinados a prevenir los abusos sexuales en la infancia. Generalmente se realizan en las escuelas y les enseñan a los niños:
- la propiedad de su cuerpo;
- las diferencias entre los contactos normales y los tocamientos impúdicos;
- cómo reconocer las situaciones de abuso;
- cómo decir "no";
- cómo revelar los abusos a un adulto en el que confíen.
Estos programas son eficaces para reforzar los factores de protección frente al abuso sexual en la infancia (por ejemplo, el conocimiento del abuso sexual y los comportamientos protectores), pero no hay pruebas de que reduzcan otros tipos de abusos.
Cuanto antes se producen estas intervenciones en la vida del niño mayores son los beneficios que le pueden aportar a él (por ejemplo, desarrollo cognitivo, competencias conductuales y sociales, logros educacionales) y a la sociedad (por ejemplo, reducción de la delincuencia).
Además, el reconocimiento precoz de los casos y la asistencia continua a las víctimas y sus familias pueden ayudar a reducir la recurrencia del maltrato y a paliar sus consecuencias.
Para maximizar los efectos de la prevención y la atención, la OMS recomienda que las intervenciones se realicen en un marco de salud pública y en cuatro fases:
- definición del problema;
- identificación de las causas y los factores de riesgo;
- creación y puesta a prueba de intervenciones destinadas a minimizar los factores de riesgo, y
- difusión de información sobre la eficacia de las intervenciones y expansión de la aplicación de las intervenciones de eficacia demostrada.